La desinsectación es la eliminación de los insectos.
Los artrópodos (especialmente insectos,cucarachas, arácnidos, etc.) pueden llegar a ser un riesgo potencial para la salud pública, pudiendo originar afecciones infecciosa, tóxicas, alérgicas, y constituir un foco de contaminación de alimentos, además de deteriorar los materiales y mercancías y de producir molestias diversas. Por lo tanto, es necesario llevar a cabo un plan preventivo de control de insectos que consiste en tres fases:
1. Diagnosticar las instalaciones con el objetivo de determinar la existencia de insectos, así como la vulnerabilidad de la instalación al acceso y refugio de estos.
2. Elaborar un programa de actuación en base a los datos recogidos en el diagnóstico teniendo en cuenta las siguientes medidas:
– Medidas sobre los elementos estructurales y constructivos, reduciendo la posibilidad de acceso y refugio de insectos.
– Medidas de optimización de las condiciones higiénico sanitarias y ambientales, dirigidas a evitar la atracción y alimentación de insectos.
– Medidas sobre el desarrollo de comportamientos y hábitos saludables.
– Medidas de control directo (Desinsectación) mediante métodos físicos (trampas adhesivas, trampas de luz…) y métodos químicos (Biocidas).
3. Mantenimiento, cuyo objetivo es detectar y eliminar todos aquellos factores de riesgo que pudieran hacer que aparezcan plagas, y en caso de aparición resolverlos.
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